Palodú

Es un sitio en el que se come de 10 con un menú muy completo, variado y original. Tomamos el menú degustación largo sin maridaje, que se llama como el propio restaurante, Palodú. Aunque a primera vista nos parecía que tenía demasiadas verduras, lo cierto es que todas son servidas de una forma innovadora y te hace saborear un producto clásico y sencillo como nunca antes lo había probado. Mi plato favorito fue el de gambas blancas en caldo de jamón ibérico. Nos sorprende que no tenga Estrella Michelin porque sin duda está a la altura e incluso supera a otros restaurantes con dicho reconocimiento a nivel gastronómico, pero después de haber estado quizá se nos ocurre que el motivo es por el servicio, que nos resultó bastante particular, ya que no nos sentimos especialmente bien tratados y atendidos. Las personas que nos atendieron tuvieron algunos comentarios fuera de lugar. Tenían tantas ganas de que nos fuéramos que se olvidaron de darnos los petit fours y nos lo dieron de pie a la salida cuando estábamos recogiendo los abrigos.

¡Una experiencia gastronómica excepcional! Anoche tuve el placer de cenar finalmente en la nueva ubicación de Palodú y quedé absolutamente impresionado. Conociendo a los talentosos cocineros, Cristina y Diego, estaba ansioso por probar su nueva aventura culinaria. El traslado del restaurante a su nueva ubicación en pleno centro de Málaga no ha hecho más que elevar su propuesta a nuevas alturas. Desde el momento en que entras, te sumerges en una atmósfera de elegancia y sofisticación, reflejada tanto en el ambiente del local como en la atención impecable de todo el equipo de sala. Optamos por el menú "Alcazul" junto a su maridaje, una selección cuidadosamente elaborada que ofrece un recorrido por la creatividad y la maestría de Cristina y Diego. Cada plato fue una sorpresa tras otra, desde los aperitivos hasta los postres. Destacaría especialmente "Ostra · Ajoblanco · Codium" "Puerro · Pil Pil · Ceniza" "Calamar · Pimienta · Champiñón laminado", con sabores que nos atraparon. También un gran acierto su maridaje, que redondea del todo la experiencia con algunos vinos totalmente desconocidos para nosotros e increiblemente disfrutones. En resumen, Palodú es mucho más que un restaurante; es un viaje sensorial que invita a explorar los límites de la alta gastronomía. Cristina, Diego, Ana y todo su equipo han creado un espacio donde la excelencia culinaria se encuentra con la calidez y la hospitalidad. Sin duda, merecen todos los elogios y estoy seguro de que su estrella Michelin no tardará en llegar. ¡Una experiencia que no podemos esperar a repetir!

Estaban con la llave echada al llegar, tuvo fácil solucion. Al inicio, algo que entiendo que seria un fallo puntual es que nos dieron unas toallitas humedas calientes para limpiar un poco las manos, pues estas me dejaron algo de olor poco agradable en mis manos durante unos minutos, para mi esto si es un fallo. La temperatura del local era algo fresca y lo corrigieron. Desde mi criterio, probando el menú Alcazul. Me parece que existe un buen planteamiento, equilibrio en el global y secuencia. Los entrantes finos, aunque eché en falta algo más de sabor al caldo. La ostra con el ajoblanco un acierto, mucha calidad. Los guisantes con la caballa, estando rico, aunque realmente una cantidad pobre. El puerro pilpil sorprende, para mí gusto el bocado planteado se hace un pelin grande, demasiada cantidad en boca, pero un 10. Gamba y caldo, le faltaba temperatura al caldo (me parece igualmente un gran plato), las acelgas con la oreja demasiado tostado el crujiente amargando. La papada y tempura de codium, rico igualmente pero tal vez demasiada potencia en la tempura y con la grasa de la papada. El calamar, soltaba parte de sus jugo interiores, que entiendo que estando pensado, me afeaba un poco el resultado, pero es otro platazo. El jarrete un 10, en todo. Los postres ricos. La atención y los tiempos buena, aahhh las sillas, para mi no del todo comodas. Precio, asumible una vez.

Experiencia sobresaliente en este restaurante, en su nueva ubicación. Probamos su propuesta corta, bien adaptada, sobretodo para cenas, en las que no requerimos llenarnos en exceso. Todos y cada uno de los platos tienen una presentación perfecta. Pases como el codium, calamar, jarrete, caldo de jamón, aireado de chocolate y helado de queso de cabra, me parecieron sobresalientes. Desde mi punto personal, su secuencia malagueña, aunque buena, no estaba a la altura de los pases principales. El personal, muy amable y profesional. Hubo algún despiste sin importancia, como servirnos algún pase de la mesa contigua, pero queda como una anécdota. Estos despistes, creo que también dependen mucho de la dificultad de adaptación al nuevo local y que se irán puliendo poco a poco. En definitiva, el conjunto de la experiencia es más que satisfactoria y creo que este restaurante merece estar entre ese grupo de mejores restaurantes de alta cocina de la capital malagueña. Enhorabuena.

Experimenté una velada excepcional en este restaurante de alta cocina. El ambiente tranquilo y la cuidada puesta en escena crearon un entorno acogedor. Las piezas específicas de la vajilla añadieron un toque distintivo, mientras que la presentación impecable realzó la experiencia culinaria. La calidad y sabor de la comida fueron simplemente increíbles, dejando una impresión duradera. ¡Una experiencia gastronómica que superó todas las expectativas!