Cervecería Gambrinus

Empecemos por las cosas buenas, tiene muchas mesas y la comida está buena, pero ahí acaba la cosa. Reiteradas veces hemos ido este sitio y solo hay un camarero para 2 terrazas (y entiendo que no sea culpa suya) pero el servicio es tan lento que hoy ya nos hemos visto obligados a irnos tras 15 min sin acercarse ni por las bebidas con solo 3 mesas ocupadas. Los veladores son agradables sin embargo dentro tienen el aire tan fuerte que hace frio incluso en verano. Si vas con prisas este no es tu sitio. No creo que repita.

Primero pedimos una ensaladilla rusa que estaba agria y ácida, claro indicativo de su mal estado. Después, alucinamos con un montadito de lomo con jamón que traía un premio especial: no le habían retirado el plástico al jamón. Después de esto pedimos la cuenta y salimos huyendo ¡Hasta luego Lucas! PD: solo se salvaba la jarra de cerveza.

No recomiendo este establecimiento de comida a nadie. Ya no solo por la escasa y pésima calidad de comida sino porque tienen la poca vergüenza de servirte comida cruda, decirle amablemente al camarero el estado de la carne y volverte a servir lo mismo inundado de patatas.. y no hablemos de las lagrimitas, la mitad de ellas frías, posiblemente del día anterior.. Una pena, hace unos años se comía bastante decente en este local. Mi valoración es de 1 estrella porque no puedo darle menos.

Después de esperar 20 minutos para ser atendidos, viene el susodicho y nos pregunta por la bebida. Le digo que ya sabemos todo lo que queremos y va el personaje y me suelta en mi cara: a sí? Pues ala. Y me tira la libreta de pedidos y el boli en la mesa. Vamos de broma. Ya no vuelvo más a un gambrinus, parece que solo contratan a los que tienen un máster en ser unos cara duras