Bar Restaurante Pinotxo

Autenticidad en pura esencia! Llamamos para pedir si nos cojearían a última hora, y nos esperaron. Lástima que era una viernes a última hora, que no quedaba la mayor parte de la carta. Sin embargo todo lo que comimos estuvo de 10: las judías con chipirones, el salteado de setas y un salteado de huevo gambas y calabacín.

Espectacular bar en el mercado de San Antoni. Un clásico de toda la vida si quieres comer productos típicos de Cataluña, y lo más importante, de muy buena calidad. No reservan y siempre hay cola, te recomiendo ir pronto. Todo lo que pidas está espectacular pero yo recomiendo: - croquetas de chorizo, puro espectaculo - chipirones con judías blancas - pulpo - revuelto de setas De postres el recuit, un postre típico de Cataluña, si estás aquí, tienes que probarlo

Estuvimos allí mi pareja y yo comiendo el pasado sábado 29 de abril y, pese a no haber conocido a Juanito (en paz descanse), decir que la comida estuvo espectacular (sobretodo los garbanzos con morcilla y la butifarra) y que la atención del camarero que nos atendió, Giorgio, fue sublime. Cordial, educado, cercano y muy pendiente de la clientela en todo momento. Precios asequibles. Lo recomiendo 110%.

Es obligada la visita. La Boquería es la gran plaza de abastos en la que no falta de nada. Una visita para saber y aprender a comer, para deleitarse antes con los ojos que con todo lo que puede llegar al estómago. En la ciudad condal, el mercado de finales del XIX presume de puestos centenarios. A su lado, bares y paradas donde vivir en directo lo mejor de cada temporada. El bar restaurante Pinotxo es el mejor ejemplo. Y en Pinotxo, Juanito es también su cara mas familiar y eterna. Conviven a su vera Esther, María José, Didac, Jordi, Javi… indispensables para que una clientela internacional pueda marcharse contenta y bien servida. Hay que brindar con cava y dejarse después por el buen gusto y los mejores consejos. El “empedrat” de verano se convierte en una delicada ensalada de bacalao con lentejas. No suelen faltar los chipirones con mongetes. Hoy insistían en los callos y no faltaba en la plancha el pollo, alguna que otra sorpresa y algún japonés que en la barra comía y hacía fotos a los mejillones de roca que flotaban en una exquisita vinagreta.