Papatinte

Brutal la experiencia, hemos estado en San Valentín y el trato espectacular la comida de 11 y el.precio razonable creo que es uno de los mejores sitios que he estado de primeras y lo que más me ha sorprendido es la calidad de la comida simplemente sensacional. El trato es espectacular y el servicio muy rápido esque hoy no tengo queja ninguna si mantienen el nivel van a tener un exitazo, por recomendar algo es el vino beloki de crianza y el postre de Ferrero Roche junto con el solomillo al punto.

Lo mejor de Papatinte sin duda son los platos para compartir, tienen una tortilla de patata con champiñones y trufa buenísima, las braviolis también muy buenas y la ensaladilla rusa una sorpresa, muy recomendable. Por último el lomo bajo también fue un espectáculo, pedimos dos. El servicio es un gusto también, tanto Eneko como el resto del staf nos atendieron perfectamente y sus recomendaciones dieron en el clavo. Si tengo que poner un punto negativo es el postre, para mí muy caro para lo que realmente es, el coulant no es nada del otro mundo. Como conclusión puedo decir que calidad precio está muy bien, incluso pedimos dos botellas de vino y no supuso un precio desorbitado.

Hemos realizado por primera vez una comida familiar en este lugar. El trato de los camareros ha sido excepcional, la comida muy bien de cantidad y de calidad. Le pongo esta nota porque en general el conjunto ha sido muy bueno pero por poner un pero es el tiempo de servicio hemos tardado 2 horas y media en comer. Un servicio muy bueno pero cocina un poco lento. Si tuviera una cocina más rápida seria de los mejores de la zona.

La comida estaba muy buena,el restaurante muy bonito decorado y el ambiente tranquilo y agradable. Los camareros muy simpáticos y atentos,relación calidad/precio excelente con el descuento del 50 % de el tenedor y he estado muy agusto y cómodo durante la cena. El único pero que le pongo esque la carta es un poco corta. Aún así,lo recomiendo al 100% y volvería a repetir!!!

Segunda vez que repetimos, la última vez nos quedamos con ganas de probar las croquetas y los mejillones (y, sin duda, la espera mereció la pena) acompañados de otros platos entre los que destacamos como imprescindible la ensalada de burrata. Nuestros acompañantes que iban por primera vez salieron encantados. Un local muy bonito, con una comida riquísima y con una atención de los camareros inmejorables. Seguiremos volviendo, sin duda.