Kimtxu

Gustazo para el paladar. Kimchu es un sitio al que siempre he querido ir, que no surgía la oportunidad, pero que mi suegra se encargó de que no nos perdiéramos sus sabores. La visita hace poco a Kitxen no hizo más que agrandar las ganas, así que el menú degustación es una buena opción para probar un poco de todo. Un tartar de atún alakrana que se deshacía en la boca, su cojonuda nigiri-croqueta, wok de verduras... Hasta probamos su famoso dumpling. Fondos ultragustosos de 10. Todo riquísimo, el fresco postre de maracuyá también un acierto para terminar. Sólo puedo poner de pega, que las raciones sean un poco más grandes (quiero una palangana de croquetas para mí), pero claro, yo soy un gordo y esto es un menú degustación 😅

Pedimos el menu Kimtxu. Los primeros entrantes eran para compartir pero las porciones no, deberian servir algo mas o sacar raciones individuales. Platos sorprendentes con mezclas de sabores y toques picantes, pero sin pasarse. Los dos platos que mas me gustaron fueron el ban mi y el taco de atun. El local esta a la altura, bonita decoración y acogedor. Servicio tambien atento y muy agradable.

Llevábamos tiempo queriendo venir aquí, cogimos el menú Kimtxu, siendo lo mejor de éste las croquetas de berenjena con queso azul y anguila. Justo el único al que no le saqué foto! Estaban espectaculares. El resto bien, el postre riquísimo. El servicio muy atento y rápido. Lo único, se monta mucho ruido cuando se llena, ya que las mesas están muy cerca unas de otras. Por lo demás genial.

Restaurante de comida fusion asiático-vasca con ambiente y decoración de taberna tradicional japonesa. Fuimos dos personas sin reserva un sábado y a falta de mesas nos sentaron en la barra. Pedimos el menú degustación Kimtxu con 7 mini platos y postre. Todo muy bien presentado y cuidando los detalles. La camarera nos explicó uno a uno los platos y su contenido. Muy ricos y al finales te sacias con la cantidad. El precio un poco alto, pero los platos estaban bastante elaborados. Lo mejor el tartar de atún y el wonton de pato.

Me gustó mucho la experiencia a pesar de que los dos últimos platos tardaron un poco en servirse, pero estando en planas fiestas de la Semana Grande de Bilbao lo pudimos entender. Mi pareja es intolerante a la lactosa y proteína de la leche y supieron, con éxito, reemplazar los platos que contenían leche (solo la croqueta y el postre)